No te sirven ya las palabras vacías
no te engañan más las promesas del viento
ya las tempestades no mueven la barca
que se ancló en el fondo de la indiferencia.
Es larga la espera
llena de exilio y olvido.
Hay muchos corazones latiendo sin fuerza
oliendo el camino,
soñando la vuelta.
Tus manos inquietas deshacen los nudos
una y otra vez,
atar y desatar,
hasta gastar la cuerda.
Esperaron contigo la partida
los padres y los abuelos
y se fueron tristes
sintiendo que tampoco
esas manos inquietas
dibujarían la victoria
durante el regreso.
Y te asalta la prisa,
la impaciencia
no te engañan más las promesas del viento
ya las tempestades no mueven la barca
que se ancló en el fondo de la indiferencia.
Es larga la espera
llena de exilio y olvido.
Hay muchos corazones latiendo sin fuerza
oliendo el camino,
soñando la vuelta.
Tus manos inquietas deshacen los nudos
una y otra vez,
atar y desatar,
hasta gastar la cuerda.
Esperaron contigo la partida
los padres y los abuelos
y se fueron tristes
sintiendo que tampoco
esas manos inquietas
dibujarían la victoria
durante el regreso.
Y te asalta la prisa,
la impaciencia
de tensar las redes,
hasta romper las cuerdas,
de gritar contra el viento
y arrebatar el aire
a quien lo tiene preso,
de terminar la espera a quien lo tiene preso,
y empapar el camino de libertad,
desde El Aaium hasta La Güera.